viernes, 30 de octubre de 2009

Abriendo regalos

Anoche se llevó a cabo el Concierto-conferencia que anunciamos en la invitación de la entrada anterior. Transcribimos la presentación del presidente de la Fundación Felisberto Hernández, Walter Diconca:

Muy buenas noches a todos y muchas gracias por su presencia, especialmente a los que vinieron del exterior, entre ellos Mabel, la hija mayor de Felisberto.

Queremos agradecer a Ruben Forni y a Fernando Medina de la Librería Más Puro Verso por la invitación a este lugar de arquitectura excepcional, símbolo de la preservación del legado patrimonial de la ciudad. La restauración de este edificio rescata la memoria edilicia y es en este lugar que venimos a rescatar también otra memoria la de la obra de Felisberto Hernández. Es éste además un lugar geográfico de alto contenido cultural. Aquí, a pocos metros, en la calle Bacacay, tuvo su sede Amigos del Arte institución donde el poeta, Jules Supervielle, presentara elogiosamente a Felisberto, como más tarde lo hiciera en La Sorbonne. Aquí a la vuelta, en esta misma manzana, nació otro gran poeta franco-uruguayo Jules Laforgue y aunque no hay ni una placa en el lugar que fuera su casa, sigue siendo un orgullo para Uruguay. A pocas cuadras, en la calle San José, vivió la poetisa Susana Soca, mecenas de la cultura uruguaya y especial amiga de Felisberto. Pero hay otra presencia muy significativa y está exactamente al lado; es el Museo Joaquín Torres García que contiene las obras del maestro del que Felisberto fuera amigo personal. Como recordarán en 1935 Felisberto, como miembro de la Asociación de Arte Constructivo del Uruguay colaboró en la edición de la obra Estructura y a su vez Torres García figura como uno de los 13 amigos que hicieron posible que Por los tiempos de Clemente Colling viera la luz en 1942.

En este 107 aniversario del nacimiento de Felisberto, me toca en suerte, abrir los regalos.

En primer término, hace poco en las vidrieras de Montevideo se ha vuelto a ver un título que había desaparecido de circulación, la nouvelle Las Hortensias. Rescatamos así, uno de los cuentos preferidos del autor.

Segundo obsequio : la Fundación da la bienvenida y se incorpora a un valioso proyecto para la ciudad de Montevideo. Éric Sarner, escritor francés que ha elegido esta ciudad para radicarse, nos trae la idea de que Montevideo se convierta en Ciudad refugio para escritores de todo el mundo perseguidos por sus ideas políticas, religiosas o de cualquier otra índole. Sarner representa a ICORN, por sus siglas en inglés, que tiene su sede en Noruega pero que ha creado ya muchas ciudades refugio en el mundo. Montevideo sería la primer ciudad de América del Sur en tener este honor.

Merci et bienvenue Éric, dorénavant Montevideo sera aussi chez toi.

Si alguien de ustedes quisiera más detalles Éric se encuentra entre nosotros.

Tercero. Durante seis años estuvimos esperando la designación parlamentaria del liceo Nº 59 con el nombre Felisberto Hernández, finalmente sancionada el 14 de octubre y promulgada por el poder ejecutivo hace seis días. Este Liceo está ubicado en el Prado, en la calle María Orticochea, en el complejo educativo Clemente Estable, a pocas cuadras de la calle Mariscal Pétain donde vivió Felisberto. Barrio por demás querido y descrito en sus narraciones. Originalmente fue una propuesta del Profesor Gabriel Saad desde Francia, para el centenario del nacimiento de Hernández. Como la designación del liceo no se hiciera en la legislatura anterior, en ésta, volvió a ser presentada por la senadora Margarita Percovich, conocida por su compromiso con la cultura. Luego, en diputados fue el profesor Julio Battistoni quien lo tomó como un desafío personal hasta que logró que en sesión extraordinaria fuera aprobada.

Nuestro mayor agradecimiento a ambos.

Por último, pero no menor, quiero contarles una historia digna de Felisberto. Como ustedes saben él aprendió taquigrafía como autodidacta, con el método Aimé Paris. Esto lo sabemos por un gran taquígrafo del Parlamento que fue Avenir Rosell quien luego, en pocas veces, le enseñó el sistema Stenital. Cuenta Rosell cómo Felisberto inmediatamente lo adoptó y adaptó a sus requerimientos dándole un carácter personal que lo hizo inaccesible para otros taquígrafos que no tenían su clave. Entre los papeles personales que logramos estudiar había una cronología escrita en taquigrafía, de la que sólo identificábamos las fechas. Pensamos que cotejándola con su autobiografía literaria, también cronológica, podíamos aproximarnos a su desciframiento.

Para esto la Fundación solicitó la colaboración de la ministra de Educación, que nos ayudara a conseguir un criptógrafo oficial, de otra manera inaccesible para nosotros. La ingeniera María Simon nos propuso hablar con el ingeniero Juan Grompone. Como ustedes saben Grompone, además es escritor, dirige una empresa de software y es miembro de número de la Academia Nacional de Letras. El ingeniero nos atendió con gran deferencia y en pocas semanas había aprendido taquigrafía, estudiado los textos que le proporcionamos y finalmente en cuestión de días descifrado el galimatías. Y cito a Avenir Rosell : “…pero con el andar del tiempo, cuando Felisberto Hernández venga a ser un primitivo de la narrativa uruguaya de nuestra época, no faltará un Champollion que aflore la pura linfa de su intelecto depositada en el terreno taquigráfico”.

Nuestro agradecimiento a la ministra y al ingeniero.

Para aquellos que quieran profundizar en cualquiera de estos temas les sugerimos visitar nuestra página en internet www.felisberto.org.uy

Y ahora sí, los dejo con el pianista que más ha estudiado la obra musical de Felisberto, su nieto, el profesor Sergio Elena.


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